El día en el que en España nos follamos a la Democracia



"Hemos de interesarnos por la política; si no lo hacemos, seremos cruelmente castigados" 
- Alain -

No sé desde hace cuanto tiempo que me comenzó a interesar los temas políticos, supongo que desde que empecé a tener una mentalidad algo más adulta, pero paradójicamente, cuanto más me intereso por la política, más apolítico me siento. Y es que cada vez que veo por la televisión u otro medio a cualquiera de los líderes de los grandes partidos políticos que tenemos ahora mismo en España me entran ganas de vomitar. 

Pocos, o casi ningún país puede presumir de haber pasado en un período de tres años y de forma totalmente pacífica, de un régimen dictatorial afianzado durante 36 años a un régimen democrático y constitucional. ¿Y para qué ha servido? Pues sinceramente, creo que para nada, al menos, en lo que al sentido de la palabra "democracia" se refiere. Llevamos bastante más de 100 días sin gobierno desde las pasadas elecciones generales, y todo apunta a que habrá nuevas elecciones porque nuestros políticos son incapaces de ponerse de acuerdo por el bien de un país. ¿Te imaginas que hubiera pasado si estos sujetos hubieran sido los responsables de la transición democrática de hace casi 40 años? Ya te lo digo yo, hubiésemos tenido otra guerra civil.




Porque ese sentido de democracia, concordia y diálogo que inspiró a gente tan dispar como Santiago Carrillo y Manuel Fraga, por poner un par de ejemplos, ha caído en el olvido. Nuestros políticos de ahora han olvidado esos valores, bueno, más que olvidar los han violado salvajemente y no han dudado en llenar sus bolsillos a base de cuentas en paraísos fiscales o tarjetas negras cargadas con el dinero salido del esfuerzo de los trabajadores. Que coño, si ni se libra nuestra real e ilustre casa real... suerte tienen de que la guillotina sea cosa del pasado.



No me acuerdo que filósofo antiguo dijo que solamente los tontos y/o los corruptos se interesan en ejercer la política, y viendo el panorama actual estoy convencido de que tenía más razón que un santo. Pero creo que más pecado tenemos quienes acabamos votando a esos estúpidos. No voy a andarme por las ramas, cuando hay elecciones lo único que tengo claro es a quién no voy a votar, lo malo es que cada vez son más los que incluyo en esta lista, por eso siempre me acuerdo de esta frase "vota a quien menos cosas te prometa, porque después será el que menos te defraude". 

Podría tomar el camino fácil y pasar de ir a votar, pero creo que sería un insulto a la memoria de quienes han luchado e incluso han muerto por conseguir tal derecho para el pueblo. Ahora bien, dicen que un pueblo tiene a los políticos que se merece, y viendo la inteligencia del electorado español, creo que demasiado bien salimos parados viendo a nuestros políticos, que ya es fuerte... Y es que me da vergüenza saber que mi voto tiene el mismo valor que el de alguien que vota a un partido político porque le gusta el cartel, porque si no vota a la izquierda Franco volverá, porque para que me robe otro político ya voto a uno que sé que lo hace,  o porque su cónyuge le ha dicho que es al que tiene que votar (son ejemplos verídicos que conozco)

Pero éstos no son lo peores, que va, el único pecado de esta gente es que de pasar olímpicamente de la política. Los peores son aquellos que idolatran o son seguidores de sangre de uno u otro partido, estando por consecuencia tan ciegos que son incapaces de ver más allá de su propia realidad, como si se tratasen de gentes captadas por sectas que les han lavado el cerebro.

Pero en fin, no quiero seguir con esto, que me caliento. En resumen, que el gran cáncer que tenemos en nuestro país, a parte de nuestros políticos, somos nosotros. Porque aunque el Sufragio Universal pueda parecer el sistema electoral más justo, no es el mejor, y menos en un país con un alto grado de abandono escolar, pero sobre todo, por la gran pasividad ante los escándalos de corrupción que desde hace años llevan protagonizando unos y otros las portadas de los informativos. Eso sí, no dudemos en salir todos a la calle si nuestro equipo de fútbol gana un trofeo o para que determinado concursante gane Gran Hermano VIP.



Vale, ahora podrás recordarme hechos como el Movimiento 15-M, las plataformas antidesahucios, o las mareas de multitud de colores. ¿Pero de qué han servido? Es cierto que habrán conseguido hechos puntuales, eso es evidente, pero echa la vista atrás y piensa ¿Realmente crees que ha cambiado algo respecto a varios años atrás? Las plataformas y movimientos no sirven para despertar el verdadero sentido democrático y de diálogo que necesita este puñetero país. Porque la política presupone el desacuerdo, el conflicto y la contradicción, y para eso necesitamos políticos que sepan ceder. Porque la política actual no es el arte de tomar el poder, conservarlo y utilizarlo, ni mucho menos; es el arte de compartirlo. 

Así que cometeríamos un error si no viéramos en la política más que una actividad secundaria o despreciable. ¿Con qué derecho te vas a quejar, pues, de que algo va mal? Porque si no haces nada por impedirlo, ¿cómo no vas a ser cómplice de la mediocridad política de tu país? Por eso, creo que despertar el interés por la política debería ser algo que se enseñara en los centros educativos, ya que para todo individuo que defienda los derechos del hombre la política debe ser más que un interés; debe ser un deber. 

Pero creo que debemos ir más allá, y para curarnos de esta clase política mediocre, pienso que el ejercicio de la política no debería ser una opción, sino una obligación solamente al alcance de quienes verdaderamente demuestren que están capacitados para ello, porque esa será la única manera de evitar que alguien ejerza la política movido por intereses.

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