Carta a Daniel (IV)
...Desde
hace años, he leído en multitud de libros la importancia que los antiguos filósofos griegos le daban a las virtudes del ser humano. ¡Ay la virtud...! Encontrarás
muchos términos que la definan en los diccionarios. A mí, desde que
leí sobre ella por primera vez, se me ha grabado con fuego en la
cabeza, hasta convertirse en mi objetivo para hallar la paz interior.
Pero ser una persona virtuosa no es nada fácil, es más, la clave
está en no pensar nunca que lo eres, porque solamente buscando ser
virtuoso consigues llegar a serlo.
Para
mí, la virtud descansa sobre cuatro pilares básicos: sabiduría,
templanza, fortaleza y justicia. Sobre la fortaleza ya te he
comentado la importancia de que hagas ejercicio para tener un cuerpo
sano y resistente, y sobre la fortaleza mental también te he narrado
que no desfañezcas nunca en tus empresas. Por su parte, sobre la
justicia te hablaré más adelante. Ahora me interesa más centrarme
en la sabiduría y la templanza, ya que, para mí, ambas son intrínsecas entre
ellas.
La
sabiduría se alcanza con mucha lentitud, y si llega el día en que
creas que la has encontrado, serás un completo necio. Esto se debe
a que el conocimiento intelectual (lo que aprendes en los libros, en
el colegio o a través de los demás), debe convertirse después en
conocimiento emocional. Es decir, que todo lo que hayas aprendido
nunca será suficiente sin aplicación práctica posterior. Por eso, si quieres alcanzar la verdadera paz interior, debes ser siempre congruente con tus pensamientos y tus actos, evitando siempre las contradicciones entre lo que piensas, lo que dices y lo que haces.
Hoy en
día se descuida el equilibrio y la armonía, que para mí, son las
bases de la sabiduría. Todo
se hace en exceso; la gente se excede en el peso porque come
demasiado, se bebe demasiado, se fuma demasiado, se está demasiado
de juerga (o demasiado poco), se tienen demasiadas preocupaciones. Se
piensa en blanco o en negro; todo o nada, y ese no es el camino. Hay
que aprender de la naturaleza; si miras como funciona verás que las
cosas no son así. Por eso, deberíamos aprender de ella,
donde todo es equilibrio: por ejemplo, los animales destruyen en
pequeñas cantidades, por lo que las plantas consumidas vuelven a
crecer. Sin embargo, los humanos no hemos aprendido lo que es el
equilibrio, y mucho menos lo hemos practicado. Nos guiamos por la
codicia y la ambición y nos dejamos conducir por el miedo.
Además, la
automatización de nuestra sociedad actual nos ha convertido en seres tan
mecanizados hasta tal punto de adormecernos mental y emocionalmente.
Por eso, nuestra alma se pierde, porque nos volvemos tan máquinas
como las máquinas que creemos poseer, cuando la verdad es que son
ellas las que nos poseen a nosotros. En esta sociedad que se mueve
tan deprisa, apenas tenemos tiempo para ejercer el autoconocimiento.
Para remediarlo, es decir, para que puedas ser realmente sabio a través del autoconocimiento y la paz interior, creo que la clave reside en relacionar el aprendizaje y el placer. Eso sí, nunca olvides que para conocernos a nosotros mismos hace falta saber lo que se quiere y saber lo que se puede hacer, por eso, el imitar las características y las peculiaridades de otra persona es sinónimo de algo tan avergonzante como la falta de valor propio. Nunca olvides que nos empeñamos en llevar más o menos la misma máscara, y según que momentos debemos llevarla puesta, pero lo malo es que ignoramos que nuestros rostros siempre serán más hermosos que la máscara que nos cubre...
Continuará...
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