Voy a hacerme un tatuaje


Lo siento cariño, lo lamento de veras. Ya se que te prometí que nunca lo haría, pero no he podido evitar la tentación. Allá a donde fuera, por todas partes, recibía mensajes subliminares que me animaban a hacerlo. El conejito de Playboy, las estrellas, los tribales, los nombres de seres queridos escritos con caligrafía de poeta, las flores de diversos tipos, las frases filosóficas (como los famosos)... Todo el mundo tiene uno y yo también quería ser como ellos.


Lo siento cariño, lo lamento de veras. Ya se que te prometí que nunca lo haría, pero no he podido evitar la tentación. Esta mañana he ido a hacerme un tatuaje. Si, si, ya sé que perjuré que nunca lo haría, por eso, para mantener mi originalidad sobre el resto de las personas quise tatuarme algo poco común.

Lo cierto es que lo tenía claro desde el principio; quería tatuarme el Real Diccionario de la lengua española en el trasero. Siempre he pensado que éste libro debería estar presente en todos los hogares del mundo, más que nada porque somos muy propensos a decir palabras que no tenemos ni la más remota idea de su significado. Que coño, y también porque si alguien me preguntase el significado de algo, que mejor forma de responderle con un buen "calvo" mientras le invito a que busque la definición por si mismo. 

Sin embargo, al parecer era físicamente imposible, lo cual sigo sin entender: Joder, si han conseguido escribir la Bíblia en un libro tan pequeño que hay que leerlo con un microscopio, ¿por qué no puede escribirse el diccionario en mi culo?. En fin, supongo que el tatuador del local no tenía muchas ganas de trabajar.

Había que buscarse otra cosa, pero como soy tan testarudo, no abandoné la idea de tatuarme el trasero. Pensé entonces en algo que pudiera servirme en algún momento de mi vida; en algo que me hiciera estar preparado para los infortunios del destino y que me ayudara en esos duros momentos. Lo tenía; quería ponerme la frase "Prohibido el paso; sólo callejón de salida", y es que nunca se sabe donde puede acabar uno si se excede un poco con el alcohol. Bueno, y también resulta práctico para dejar las cosas bien claritas en los vestuarios del gimnasio.

En este caso, el tatuador accedió, pero parece ser que había un pequeño problema con la gran espesura de pelos que poblaban la zona, por lo que tuve que desistir de nuevo.

Nada, que no había forma. Menos mal que no soy de esas personas que se rinden fácilmente, y entonces, se me ocurrió otro tatuaje práctico y que sabía que a ti te iba a gustar muchísimo. Me iba a escribir en el antebrazo el manual de instrucciones de la puñetera lavadora. Sin embargo, pronto nos encontramos con un gran problema; el tipo del local tampoco tenía ni idea de ello, y además, si en el futuro comprábamos otra nueva ya no serviría de nada.
  

Después pensé en hacerme una de esas frases filosóficas que tan molonas quedan y tan inteligente te hacen aparentar, pero... ¿Cuál escoger?. Hay tantas... Además, a mi eso de la filosofía como que me gusta más que se quede grabada en mi cerebro que en mi espalda. Así que nada, descartado.

Fui entonces a dar un paseo, a ver si se me aclaraban las ideas, y también porque el tatuador estaba ya empezando a mirarme con mala cara. Durante el mismo se me ocurrieron otros tantos: unos abdominales falsos al estilo de la película "300" para disimular mi barriga cervecera, un reloj fijado a las 7 de la mañana para no despertarme nunca tarde, pelo falso en las entradas de mi pronunciada frente, los nombres de tus familiares y su relación de parentesco (para no olvidarme nunca más), un sudoku para entretenerme en las colas del supermercado, la fecha de nuestro aniversario, las contraseñas de mis perfiles de Facebook, Twitter, Hotmail, Gmail, LinkeIn, Blogger, Tuenti, Infojobs y Puta Locura, que uno siempre se acaba liando, un mapa de esta localidad en donde vivimos para no perderme dentro de su caótica estructura urbanística, y un sinfín de disparatadas ideas que no terminaban de convencerme.

Así que aquí estoy cariño, de nuevo en casa, y sin ninguna novedad en lo que la piel de mi cuerpo se refiere. Pero me siento como si te hubiera engañado, porque caí en la tentación de esta moda que nos rodea por todos lados. Y es que, dibujar algo que quedará grabado para toda la vida sobre tu pellejo no es tarea fácil, y hay que meditarla mucho. ¿O no?

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