Carta a Daniel.
Querido
Daniel:
Si, si,
ya se que todavía es demasiado pronto para escribirte esta carta,
que solo tienes siete añitos y que aún te queda mucho por aprender
y disfrutar. Que ahora eres un simple pitufillo cuya única
preocupación es divertirte jugando a un sinfín de cosas. Que estás
excesivamente lleno de inocencia para marearte con ésta marabunta de
palabrejas y términos que ahora no tienes la obligación de entender
lo que significan. Si, si, ya se que no soy tu padre, aunque albergo
esperanzas de que, al igual que haces ahora, me sigas considerando
como tal en el futuro. Porque yo siempre te llamaré hijo, porque
desgraciadamente nadie conoce los designios del destino, y porque no
sabré si cuando llegue el momento en el que tengas que enfrentarte a
tus dudas, esta carta sea la única forma en la que pueda
transmitirte tanto mis conocimientos como mis consejos para todo lo
que te queda de vida. Ojalá que no. Ojalá pueda estar ahí. Ver
cada día como poco a poco te vas convirtiendo en todo un hombre es
el mejor regalo que la vida me ha podido ofrecer, junto con tu madre,
y la mejor recompensa al esfuerzo de tu educación es conseguir que
te conviertas en una persona feliz y autosuficiente. Pero hasta ese
momento, guarda esta carta con cariño, cuídala como un tesoro y
ábrela solo cuando pienses que necesitas encontrar respuestas a esas
dudas que te atormentan.
Mira
hijo, podrás pensar que quién soy yo para intentar darte consejos.
Que si me creo el más listo del mundo o el que más sabe de la vida.
Nada de eso, simplemente soy una persona normal y corriente que trata
de pasar por este recorrido lo más discreta y felizmente posible. No
pienses que a estas alturas creo que lo se todo de la vida, porque
nunca llegarás a saber lo suficiente. No cometas ese error; no dejes
nunca de aprender, y lo más importante, nunca abandones las ganas de
aprender. Lo poco que sé de la vida está en los libros que hasta
ahora he leído, lo que ignoro está en esa montaña de libros que
tengo pendientes de leer, y aun así lo que me quede por saber
seguirá siendo demasiado. Pero no todo está en los libros, también
aprenderás mucho tomando un café o una copa en buena compañía.
Nunca olvides que los libros siempre serán buenos amigos, pero que
cada persona con la que te cruces en tu vida es un libro abierto
lleno de misterios, risas y decepción que te enseñará más que
cualquier libro físico. Eso sí, recuerda siempre que te podrás
encontrar con "libros" penosos que pueden hacerte más daño que
beneficio, y solo tu podrás aprender cuales son. Tranquilo, lo harás
a base de desengaños, traiciones y mentiras, como lo hemos hecho
todo. Eso sí, procura no ser tu un libro nefasto para nadie.
En esta
vida solo se una cosa con toda seguridad, que tarde o temprano te
morirás. Por eso, procura morirte solo una vez. Estoy cansado de ver
a gente morirse cientos de veces antes de morirse de verdad. Te lo
juro, no hay nada más triste. No lo dudes, vive
de tal modo que llegues a desear vivir otra vez. Creo que este es el
objetivo de nuestro viaje. La vida ya es lo suficientemente jodida
como para dar la razón a aquellos que no dejan de buscar el
sufrimiento; por eso, si éste trata de meterse en la tuya, míralo a
la cara, con la frente bien levantada, agárralo por los testículos
y demuestra que sobre ti solamente mandas tú. No dejes nunca de
luchar, porque lo peor del miedo es que te derrota si no has
combatido, y no olvides jamás que en el límite de tus fuerzas es
donde comienza tu debilidad, así que pon ese límite en el escalón
más alto. Tampoco olvides que no hay nadie menos afortunado a quien
la adversidad olvida, pues jamás tendrá la oportunidad de ponerse a
prueba. Y cuando creas que la adversidad te vence, recuerda una
frase que cuando la leí por primera vez me hizo mucha gracia, pero
que es muy efectiva. Dice así: “Trata los problemas del día de
hoy como lo haría un perro: localízalos, olfatéalos y si no puedes
resolverlos, méate encima de ellos”....
CONTINUARÁ...
Comentarios
Publicar un comentario